Yves Guillemot (Desde Perú, especial para ARGENPRESS CULTURAL)El otro (1)
Todo lo que es ajeno a Occidente, el “Otro” son las culturas con sus idiosincrasias; pero todas tiene algo en común: No tienen “la verdad”, nada de verdad, menos sus prácticas pueden “ser científicas”, en cambio, occidente no es una cultura (2), es “La Verdad”, económica, ética, psicológica, el vocablo “cultura” fue creado dentro de una necesidad de entender al “foráneo”, al “diferente”, al “Otro”, el vocablo “cultura” está vinculado a “agri-cultura”, como cosa de sociedades “campesinas”, indígenas dedicados al “cultivo”, congeladas tal vez en el “neolítico”. Es el estándar por lo cual se mide a los demás. La medida es la verdad occidental, o elucubración de una mente desvinculada -por no decir desquiciada- que trata de entender como re-vincularse con su entorno natural y con los demás. Después de desvalorar el vínculo, para super-valorar a “la sustancia”, ahora necesita una “abstracción” para entender su mundo “subs-tracto”, el vínculo desechado y podrido “dentro suyo”, inconsciente, vuelve, aflora en forma patológica (3), como dice Freud, el reprimido vuelve como patología.
A la vista del Otro, o desde el otro lado, el occidente no aparece como cultura, sino como enfermedad, algo in-comprensible (pero no por mucho tiempo más), un espacio loco. Lo que para las comunidades de diferentes cosmovisiones era celebración de heterogeneidad al contacto con occidente (pienso en el inca Atahualpa aquella tarde de Cajamarca), se convierte primero en un rompe cabezas, más luego se vuelve una fuga para sobrevivir.
En mi análisis hay conceptos insertados, como caballos de Troya, que parecen ser el sostén inconciente del peso cultural del occidente que hace que el “Otro” no pueda ser visto, aceptado, valorado. O que solamente permiten que sea visibilizado, como auténtico, si se mueve domesticado “como mono” o con reflejos condicionados como cualquier animal de circo. Como escribe Javier Lajo, occidente tiene muy desarrollado el arte de la “cetrería” (4) humana.
El concepto de “Otro” es muy interesante al nivel de la ontología del concepto. Desde el punto de vista individual el “Otro” son los demás, los que no son yo mismo. Sartre se refiere a ellos como: “El infierno son los demás”, los que amenazan, los que quieren “aprovecharse de mi”, frente a los cuales “tengo que protegerme”. Este aspecto es una de las bases de la educación occidental que promueve el miedo del niño a todo para “prepararlo” para el mundo.
El “Otro” es también el “Otro” de Levinas, la cara del otro, quien -según Levinas- me desafía a salir de mi yo, pero este autor no logra salir del paradigma del individuo, no ofrece una alternativa o perspectiva comunitaria. Levinas solo ofrece una respuesta teológica, es decir desvinculada de la realidad, sin salida.
Desde el punto de vista comunitario, el “Otro” es lo que permite la realización colectiva de su integridad e identidad comunitaria sin exacerbar las diferencias, es decir con permeabilidad en un proceso constante de armonización e integración de nuevos elementos que enriquecen las posibilidades de la comunidad, es decir, afirma los lazos sin volverlos rígidos, una comunidad bastante segura de si misma, para poder cambiar e integrar nuevos elementos.
Las culturas originarias han tenido varias técnicas para metabolizar al otro, de manera dinámica. Lo ajeno, lo que no pertenece a la comunidad y su cosmovisión es el “Otro” y este “Otro” tiene un valor como diferencia y como mecanismo de reforzar la identidad y coherencia de los que perciben este “Otro”, el “Otro” no es una percepción individual, es una percepción, una comprensión colectiva, no es mi “Otro” es “nuestro Otro”, o el “otro de nosotros”. No es una psicología, es una diferenciación dinámica. El Otro permite la percepción interna de coherencia de ser nosotros juntos y con esta seguridad nos permite los contactos sin tener que aniquilar “al otro” por falta de coherencia interna. El occidente se ubica frente a la diferencia cultural como el “príncipe que mata al mensajero que lleva malas noticias”, el reflejo que el occidente ve en el espejo de las otras culturas le hace romper este espejo.
En los intercambios, ya sean trueque, matrimonios, fiestas, rituales, etc., cada comunidad afirma su coherencia con orgullo y sin miedo y entregan lo mejor de lo que tienen como afirmación de su capacidad.
El occidente es distinto, para el espejo del “Otro” cultural no enseña un imagen de coherencia comunitaria pero si de desvinculación, de soberbia, de egoísmo, de individualismo y para no enfrentarse con esta imagen prefiere quebrar al espejo que enfrentar su propia sombra. Este “Otro” cultural, son las culturas originarias que se muestran al occidente como culturas “inferiores”, y para no aceptar de verse así, prefieren tapar el problema y autojustificarse por construir culturas y sicologías que le convencen de su superioridad. En esto se vuelven sordos y ciegos al “Otro” y nace la patología del misionero fanático que tiene que convertir al “Otro” para parar lo que lo revela como desvinculado, como “anormal”. En mi opinión el occidente utiliza estas construcciones de autojustificación para descalificar a este “Otro”, de ser mecanismos de defensa pacíficos, se vuelven armas de destrucción masiva.
He identificado tres ejes en esta construcción, que transforman al “Otro” en arcaico, folklórico, atrasado, extremo pobre, etc.
Ética, psicología y economía, los ejes de homogeneización
Estos tres ejes que he identificado no pretenden ser exhaustivos, solo son los que me parecen mas contundentes y los menos cuestionados.
1. El eje religioso, moral, o ético
El eje religioso que considera todas las espiritualidades no monoteístas como creencias, mitos, folclor, e imponiendo “la verdad única” como su dios; y terminan votando a la basura todo lo que no se ubica dentro de su paradigma, lo califican de “falso” e “irrelevante”, “atrasado”, lo que hacen los misioneros en las comunidades en su trabajo de desvinculación sistemática prohibiendo, los rituales, vestidos, bailes, canciones, calificándolos de “endemoniados”. El eje religioso en el siglo XIX, se transformo por las necesidades del capitalismo en ética, interiorización en el sujeto de los valores religiosos, pero sin religión, creando una nueva problemática que con la sicología trató de entender y lo sistematizó a través de la pedagogía y las teorías del “desarrollo del niño”, creando un sujeto más individualizado en el “hombre sicológico”.
En el cuadro occidental, la abstracción del sujeto, crea la necesidad de la ética, pues desde la perspectiva del individuo, el posee la verdad de manera solipsista, que no necesita ser cotejada, negociada o consensuada con otros. De esto se concluye que una lógica y razón se construyó desde esta perspectiva individual, y en detrimento quizá de otros pareceres, que pudieron oponerse a esta lógica, especialmente si esta conduce a acciones que los demás perciben como agresivas o perjudiciales a su propia perspectiva. Las llamadas lógica y razón se han impuesto en occidente a sangre y fuego; ¿Será esto último, lógico y racional?
Así de esta manera, para regular este proceso y mientras tanto, permanecer dentro del despliegue del “sujeto”, por razones históricas, surgió la necesidad de “controlar al individuo”. Este control, siguiendo a Foucault (5) primero fue una forma represiva para después ser internalizada gradualmente como ética, usando el concepto del “pecado”, que fue introducido por la “cristiandad” y usando la culpabilidad como el timón que controla el “sí mismo”, el sujeto de esta manera, está controlado “desde adentro”, por “su conciencia" (6).
De esta forma “la ética” surgió como la necesidad de controlar a los individuos y por lo tanto, esta “ética” no tiene ninguna pertinencia, ni importancia para las otras culturas. Tal vez, podríamos lamentar esto en lo qué sucede en el proceso de mestizaje, en donde los indígenas abandonan sus raíces comunitarias, allí donde no necesitaban esta “ética”, porque no hay “individuos estáticos” antes del actuar; por lo tanto en la comunidad no necesitan una evaluación moral antes del actuar es decir que como en todo, los comuneros actúan responsablemente, o “éticamente” en forma espontánea, inconciente, sin saberlo, sin necesitar conceptuar “ética” o mandatos explícitos. Los indígenas cuando se encuentra ahora aislados, se encuentran en un mundo imbuido con moralidad y ética pero con el cual no pueden involucrarse, menos con estos conceptos, y así el indígena es percibido por los mestizos como seres amorales, “sin valores” y que “no saben” relacionarse con otros individuos. Esto divierte burlonamente a los mestizos y criollos, pero también los irrita y concluyen fácilmente en la “condición inferior” del indígena, en inconciencia, en estatus social inferior, y por fin, en “lo inferior de la raza”.
2. El eje sicológico
Que promueve los derechos del individuo como valores universales y en esto robándolos, sacándolos de donde pertenecen, es decir de la comunidad, quebrando, en la imposición de este nuevo paradigma todas las estructuras comunitarias, pintándolas como enemigas del individuo, de sus derechos, de su libertad de escoger como individuo. Y es verdad que no es compatible con el individuo, pero el enemigo es el individualismo contrario a la comunidad, pues la trata de aniquilar allí donde todavía sobrevive.
El individualismo dice que la comunidad formatea a los humanos, haciéndolos a todos iguales, son como las hormigas, dicen, como las abejas; cuando es al contrario, el individualismo es el que mata las diferencias en los sujetos tan inseguros en si mismos que tienen que ser iguales en sus consumos para convencerse de la validez de su existencia.
Mientras en la comunidad, la diferencia es valorada como lo que brinda el comunero a la comunidad, su don, su talento, y como es valorado existe como diferente, sin tener que decirse cómo es diferente, sin tener que afirmar su diferencia como idiosincrasia. En este espacio no se necesita autoestima individual, la valoración viene de los demás, en el “hacer juntos y bien las cosas”, de la valoración de la singularidad, de la riqueza de la diferencia, verdadera riqueza de la comunidad, no necesitan de un “adentro”, de una “membrana” que impida la vincularidad, o superficie del sentir y el actuar, dos aspectos de un mismo actuar, del “hacer juntos y bien”, unión de dos y dos que es unión.
Este eje psicológico tiene dos pilares que lo desarrollan como sistema, estructural:
a. La educación promoviendo la estimulación cada vez más temprana del niño y en eso desvinculándolo a una edad cada vez mas joven, acelerando el proceso de individualización. Eso es la consecuencia de la sistematización del desarrollo del niño por la psicología, promoviendo lo que llaman el despertar del niño que no es mas que el apagón de su ser comunitario y una aceleración del proceso de individualización. Esta técnica, esta pedagogía, es lo que podemos llamar un “sedimento” de nuestra cultura, un sedimento de 25 siglos de ontología del individuo, sistematizado, comprimido en cinco o seis años, los desvaríos y ciclos históricos que crearon al individuo, sistematizados en estructuras y sistemas que la sicología moderna llama los “estadios de desarrollo del niño”.
b. El idioma que por su gramática promueve el individualismo en las lenguas occidentales, al opuesto del quechua y otros idiomas nativos que promueven organizaciones y conciencias comunitarias.
Ambos puntos, promueven en el niño una visión sicológica del mundo, al nivel antológico forzándolo en el espacio-tiempo occidental, base ontológica de la interculturalidad. El espacio y el tiempo en las comunidades nativas son conceptos que no existen o tienen un sentido muy distinto, entonces una verdadera interculturalidad debería suspender los prejuicios temporales y espaciales occidentales, estos presupuestos que son tan difíciles de identificar por ser subconscientes, pero esto será un texto más profundo y extenso posteriormente, por el momento y a fin de no dejar vacíos se puede leer en el Anexo 2, una tentativa muy sintética de imaginar o “pensar” fuera de los conceptos occidentales de “espacio-tiempo”.
Otro tema sicológico que me parece muy importante desarrollar es como estos dos pilares promueven una desvinculación de las emociones y de la razón que se traduce a nivel colectivo en la separación entre religión y ciencia. G. Simondon tiene una propuesta muy interesante, en su sistema desarrollado en el “Individuo y su génesis físico-biológico”, propone que de manera natural, el ser humano se vincula en el mundo de manera exclusivamente dinámica y que eso se traduce por una percepción dinámica de su entorno. Como, de manera natural no hay desvinculación con este medio ambiente, hay permeabilidad. De la misma manera que una célula esta en constante intercambio con su entorno, el ser humano por la percepción, siente un adentro que es pura inteligencia emocional que es el sentido interior de lo “externo-acción”, no hay discontinuidad entre los dos, es un proceso constante de permeabilidad entre exterior-acción y interior-emoción. Esta inteligencia emocional no es menos inteligente que la razón, solo no necesita desarrollarse en un abstracto desvinculado. El occidente, según Simondon, por su pedagogía y la estructura de sus idiomas egocéntricos, desvincula acción y emoción e introduce la razón abstracta en el medio como espacio de conceptualización sistematizando esta desvinculación. Es un tema a desarrollar mucho más, pero me parece una perspectiva interesante a tomar en cuenta cuando se trata de entender el papel de la sicología en la interculturalidad, y cómo una kuti-sicologia puede tratar de re-vincular la Acción con La Emoción.
3. El eje económico
Que dice que de toda actividad tiene que sacar un beneficio y por el uso del dinero como intermedio de toda transacción promover la acumulación y la usura. Este eje económico se desarrolla dentro del sistema de la propiedad privada sin la cual no podría funcionar.
Todo lo que es producción a perdida (desde el punto de vista de la lógica económica) es absurdo y arcaico y es prueba directa de la imbecilidad de los que están involucrados en esta actividad. Igual por las fiestas donde los comuneros gastan todos los excelentes, brutos, imbécil es otra vez. Igual por la medicina por la cual la lógica económica impone las drogas carísimas al detrimento de la medicina natural con las plantas casi gratuitas.
Como un ejemplo de esto esta el trabajo de Gloria Miranda, sobre la confección de “tamales” en comunidades de la sierra central cerca de Huancayo, en Perú. Ella se percato que en estas comunidades el costo de producción del tamal excedía grandemente el precio de venta. Esto desde una perspectiva occidental, del sujeto estático, procesar un producto, o producirlo desde una perspectiva del individuo separado de los demás, es razonable, económica y emocionalmente inútil; no tiene ningún sentido seguir con la producción de Tamales, estas son las leyes omnipotentes del mercado capitalista. Esto mismo sucede con la mayor parte de los productos indígenas que son producidos hoy en día, por debajo de sus costos de producción. De esto se han dado cuenta muchas Cías. Transnacionales capitalistas, lugares donde el intercambio –donde lo consiguen- les resulta paraísos de las sobre o super ganancias.
Según la lógica económica del occidente el mundo indígena es “económicamente inviable”, pero sigue y seguirá existiendo, porque hay otro marco, otra lógica, otros paradigmas que resisten a la ocupación o invasión del mercado capitalista y su cultura occidental.
La producción de tamales en tales condiciones “de mercado” no tendría ningún "sentido" para un individuo occidental, pero para los miembros de estas comunidades, este es el “orden andino” del “hacer bien y juntos, los tamales” o lo que fuere. Ahora hay dos perspectivas que puedo ver para interpretar esto, una desde la perspectiva del mestizo, como otra “prueba de la estupidez” del indígena; o alternativamente, si salimos del cuadro occidental y aceptamos que no existe un individuo estático haciendo tamales, pero que la estructura estética/ética/emocional de “hacer tamales” tiene como fin la creación de la conciencia de una “comunidad integrada haciendo bien sus tamales”. Entonces podemos pensar más allá del horizonte occidental, que puede existir “otra” lógica. Esta lógica no piensa el mundo “convencionalmente” de manera conceptual, sino que crea diferencias a través de la actualización de una “nueva conciencia” adquirida en “el hacer de lo nuevo y de lo armonioso”, no como meta, pero si como medio para generar beneficios o divertimento, o lo que sea que la otra lógica diferente a la occidental, desearía que logren alcanzar.
La lógica económica se puede ver también en las tentativas del occidente de erradicar la hoja de coca demonizada por culpa de su propio consumo como cocaína. Esta planta, sagrada para la cultura andina, como alimento, es muy completo en nutrientes, con mucho calcio, vitaminas etc., símbolo y agente de la vinculación andina dentro de su cosmovisión, se vuelve en las manos occidentales una droga, y occidente como siempre no hace mas que echar la culpa “al mensajero”. Eso nos permite cuestionar el porqué del consumo, porqué estos jóvenes tan desvinculados de todo, están buscando refugio en los narcóticos, alcohol, cigarros, etc., ¿De qué huyen?. Pero al mismo tiempo la hipocresía es obvia en el manejo del dinero generado por el tráfico, la corrupción endémica en los sistemas políticos del continente permiten la formación y mantenimiento de fuerzas para-militares que cumplen dos papeles; primero mantienen abiertas las fábricas de cocaína y sus rutas de tránsito, es decir, la fuente del dinero y segundo aniquilan a las comunidades indígenas a los que usan como peones. Esta es otro rostro de la “interculturalidad”.
Este eje económico se manifiesta en el discurso occidental en conceptos como desarrollo, progreso, recursos naturales, conceptos considerados tan universales que casi nunca se cuestionan. Lo que se esconde atrás de progreso no es más que la depredación colonialista con otro nombre. De la misma manera que hace 500 el colonialismo invade para saquear, hoy sigue lo mismo, pero ahora es la tierra misma la que es objeto de saqueo. La tierra considerada como recurso natural como un almacén de minerales, petróleo, gas, madera etc., para predadores sin consideración por las consecuencias ambientales y sociales. Sin embargo este “almacén” se va a agotar pronto, ¿Y luego qué? Para muchos pueblos indígenas, sino para todos, el “Progreso” no es mas que la sistematización del desequilibrio que introdujo el occidente “afectando la relación recíproca de los seres humanos con sus paqarinas”, es decir, que desde un equilibrio paritario que implicaba un “trueque” que implicaba que lo que tomaba el indígena tenia que devolverlo ritualmente, “previo permiso”, se paso a una lógica de saqueo, de “desequilibrio im-paritario”, donde unilateralmente el ser humano es la medida de todas cosas y donde sus necesidades “antropocentristas” prevalecen impositiva e implacablemente. Desarrollo, progreso, inversión, ganancias, etc., no son más que términos que justifican tomar, tomar y más tomar sin jamás devolver nada.
La característica mas saltante de este análisis de la interculturalidad me parece ser su carácter “imparitario”, es decir que funciona unilateralmente, de un solo lado; la tarea entonces es tratar de desarrollar una interculturalidad paritaria, lo cual parece ser una contradicción en términos pero como con toda palabra, hay posibilidades de cambiar el sentido que la sostiene y hacerla reversible, que es lo que vamos a ejecutar.
Para un interculturalidad paritaria
Siguiendo el análisis de Javier Lajo en su libro “Qhapaq Ñan, La Ruta Inka de Sabiduría”, donde señala la primera ley del pensamiento andino que es el “Yanantin” o la Paridad; entonces el diálogo intercultural “ch’ulla” (7) –sin paridad-, ahora analizado como psico-patología, solo se va a sanar “paritariamente”, es decir que el verdadero diálogo deberá ser dentro de una “Paridad”, no entre iguales sino entre opuestos complementarios, lo contrario sería homogeneizar, pero con el mismo poder de diferenciación, con una “phisis” que permite la integración de nuevas herramientas de manera dinámica entre prácticas distintas en este caso “un Tinku” –segunda ley del pensamiento andino- que promueva y de curso a la sanación de la parte dañada del par occidental, que se puede identificar primariamente, como la parte “femenina”, cuya ausencia en su cosmogénesis y cosmovisión hace del occidente una cultura “ch’ulla”.
Para entender como eso puede funcionar, es relevante regresar a uno de los conceptos de G. Simondon, el de “metastabilidad”. Para Simondon, todo lo vivo, todo lo que es orgánico es metas-table, es decir, es una estabilidad dinámica dentro de un medio ambiente, cambia el medio ambiente un poco y se adapta el sistema metastable, si cambia mucho y rápidamente, muere y desparece el sistema. Estos sistemas metastables se encuentran de manera fractal en el organismo a nivel micro y también a nivel macro como entidades, seres, animales, plantas etc. Si el sistema metastable se daña, genéticamente, por ejemplo y empieza a producir células cancerigenas el medio ambiente, en este caso, el organismo, por el sistema inmunológico, elimina estas células para regresar a un “equilibrio paritario” entre las partes.
Lo que se necesita ahora, si utilizamos la misma metáfora del organismo para entender como una interculturalidad paritaria podría funcionar, es primero dejar al sistema inmunológico sanarse, es como si unas células cancerigenas entregaran el código genético de su propio ADN, por que se dan cuenta que se están matando a si mismos en su desarrollo, para que el sistema inmunológico pueda encontrar una respuesta dentro de sus propias capacidades para sanar la parte dañada y regresar a una “proporcionalización” o equilibrio paritario.
Del lado occidental, reconocer que cargamos y soportamos un cáncer y que hemos llegado a un estado terminal que va a matar al planeta, es el primer paso, luego deconstruir nuestra enfermedad para poder entrar en una relación paritaria con el “Otro” quien, a través de “limpiarse y sanarse” va a tomar fuerza –a la manera de los “alzadores” del curanderismo- y adquirir el poder de sanar la parte dañada de occidente, por homeostasis, no por agresión o violencia.
Interculturalidad y violencia
La violencia ha caracterizado la interculturalidad en todas partes del globo tomando tres formas: comercio, misioneros y guerra.
Comercio como el de los esclavos de África a America en lo cual 80 millones de africanos murieron en el mar y los 20 millones supervivientes fueron vendidos como ganado. Los misioneros utilizan a los “convertidos” para dividir y difundir la intolerancia sobre sus hermanos, que es una estrategia que todavía se usa en todos continentes. Cuando los japoneses se dieron cuenta de la estrategia de los misioneros de establecer cabezas de playa con la religión para luego imponer sus valores por guerra y comercio, echaron a los curitas al mar.
Es la guerra abierta la forma mas simple de practicar la interculturalidad y el continente americano ha conocido el genocidio mas extenso que hemos conocido, incluyendo la primera guerra bacteriológica; los curas llevaron enfermos con gripe para matar al máximo de indígenas y así crear espacios para su gente y utilizar los sobrevivientes como esclavos. Se calcula que un promedio de 100 millones los que murieron en esta guerra bactereológica. Es la vieja estrategia de la cristiandad, matar al máximo de gente y ofrecer a los sobrevivientes escoger entre convertirse o morir.
La violencia también tiene otro papel, el de abrir un espacio de resistencia violenta parametrada y controlarla usando dicho paradigma de manera natural. Es decir que occidente deja “espacios libres” para la violencia, como única forma de resistencia, así, empieza un ciclo infernal con una insurrección, luego viene la represión masiva del a población civil y el regreso a la opresión de siempre, pero ahora vencidos, una vez mas sin energía para seguir luchando y varias generaciones de líderes y juventudes muertos “en guerra”.
Gandhi identifico estos métodos en forma temprana y utilizo la no- violencia de manera muy eficaz. El Inka Atahualpa también, cuando pidió a su gente que en vez de guerrear al invasor, utilice un arma energética: El Taqui Onkoy o la “danza enferma”, cosa fuera de la lógica belicosa de los invasores. La estrategia indígena que pone actualizada Evo Morales en Bolivia: Incluir no excluir, enderezar no destruir, sanar no matar, desenredar no liquidar, en cada paso de resistencia crean o intentan crear un “espacio paritario”, tratan de nunca ceder a la tentación de la violencia. Quinientos años de experiencia de rebeliones indígenas fracasadas les han enseñado que no funciona así la “estrategia indígena”, que la violencia es contra producente, que es entrar en el juego del opresor, que es -como bien escribe Javier Lajo- “convertir al opresor en maestro”.
Es importante darse cuenta que cada paso de la “interculturalidad” se hace dentro de la lógica interna occidental, en los cambios que no vienen de afuera de occidente, ningún “Otro” puede tener voz, imponer su propia lógica de diálogo y de supervivencia. Pero, por lo que pasa en Bolivia y en otras partes del continente, ya la estrategia indígena de la “resistencia pacífica” paso a la ofensiva y occidente ha empezado a retroceder. Es necesario entender esto y ayudar, apoyar a los indígenas en su guerra pacífica de inclusión y de “proporcionalización”.
Interculturalidad, un verdadero problema
El occidente, para una verdadera interculturalidad, deberá aceptar y valorar al “Otro económico”, al “Otro espiritual” y al “Otro comunitario”, y por supuesto al “Otro político”, no-sicológico, antes de poder entrar en cualquier intercambio y aceptar en el mismo movimiento el ser cuestionado, aceptar el poder aprender del “Otro”, de poder ser enderezado o “sanado” por este “Otro”.
Estos tres ejes son tan sustanciales al pensamiento occidental que no son cuestionados y como autojustificación, el occidente les universaliza para evitar que sean cuestionados. Esto es, más universalizar para colonizar.
La diversidad es vista como el enemigo por que refleja en su espejo al occidente su escasez, su ausencia de cariño de valores. El mas peligroso como siempre, es lo obvio, lo que no se cuestiona. Este ocultamiento de los verdaderos problemas se hace en un doble movimiento.
Primero se oculta lo problemático porque es tan obvio que no se puede cuestionar. Es decir es tan profunda e importante parte de nuestro horizonte de posibilidades que no lo podemos cuestionar. Es justamente lo que permite al “Otro” una perspectiva fuera del horizonte de posibilidades.
Segundo se crean problemáticas artificiales cuya función es tapar los verdaderos problemas. Pero como aparecen dentro del horizonte de posibilidades perteneciendo al paradigma occidental, se vuelven problemas, como el de la interculturalidad, estas solo pueden aparecer dentro de la lógica del paradigma, fuera de lo cual se vuelven irrelevantes, incoherentes, hasta absurdas. Estos problemas que el occidente nos propone, actúan como una cortina de humo escondiendo la verdadera problemática.
La interculturalidad como problema según la visión occidental se usa mucho como una cortina de humo, así hace que lo que huele feo, este tapado y no se vea a la luz clara del día.
Conclusión
Esta luz es justo lo que puede brindar una verdadera interculturalidad, sin compromisos, pero esto necesita que la cultura occidental pueda enfrentar lo que la ha creado, su autojustificación, su propio sostén ideológico, pero hasta ahora no logra hacerlo y solo lo va a lograr si las culturas originarias toman en cuenta mecanismos inconcientes de autojustificación cultural que han incorporado sin saberlo y los devuelvan a donde pertenecen.
Haciendo esto permitirían crear un espacio donde puedan cumplir con su papel de verdadero “Otro” de igual a igual, y con esto darán alternativa para un occidente moribundo, que solo, si es que sigue en pie y funcionando, es por la ausencia de estas alternativas. Alternativas que nos permitirán vivir juntos gozando de las diferencias para resolver los problemas ambientales que nos agobian a todos en todo el planeta.
Vamos a vivir juntos en una verdadera interculturalidad o vamos a morir juntos siguiendo en el camino de autodestrucción al que nos esta llevando la cultura occidental.
ANEXO
Definiciones
Paradigma: Un paradigma cultural es la lógica interna de una cultura, su horizonte de posibilidades definido en el juego constantemente en flujo de la gramática de su idioma, sus valores, sus mitos, su sistema educativo, su manera de pensar el individuo. A veces llamado el imaginario, este concepto es muy fluido y solo se puede reconocer como lógica interna frente a otra lógica. Su necesidad surge por la aparición del paradigma occidental, lo cual, por la primera vez en la historia, no soporta la existencia de diferentes maneras de ser y trata aniquilarlas. Para mejor entender como funciona esta lógica cancerigena, me parce útil utilizar este concepto de paradigma desarrollado por Thomas Kuhn para las ciencias e importarlo para definir los diferentes espacios culturales y en este caso las diferencias ontologicas entre la cultura occidental y las culturas originarias.
Pre-psicológico: La necesidad de este concepto sale de mi análisis de la función de la psicología como sistematización de la internalización de los valores religiosos en el individuo, ultima puerta que se cierra, terminando el aislamiento del individuo.
Si aceptamos este análisis, surge la necesidad de pensar el vínculo con el “otro” fuera de la psicología es decir antes de la psicología, en un espacio pre-hegemónico. Para llegar a este punto el occidental tiene que de-psicologizarse y de-filosofarse para escuchar con su corazón y conectarse con el vínculo que siempre a pesar de las capas de cultura que le han tapado siempre esta vigente, fuera del espacio de visión, pero si, desde dentro y desde esta nueva perspectiva, sentir, ser conmovido por la vida.
Kuti-sicología o sicología al revés: utilizo este concepto precedido por el KUTI del runa simi, o idioma quechua, para formalizar el proceso de deconstrucción de los esquemas psicológicos subyacentes al proceso de individuación. Es una metodología que permite, desde el punto de vista occidental, de aprovecharse de la incomprensión del “Otro” para alumbrar la desvinculación e incoherencia de su pensamiento. De manera simplista es decir si el “otro” no me entiende como occidental, no es su problema, es el mío, y tratar de encontrar una categoría dentro de mi pensamiento, un cajón para ponerlo y sentirme seguro, es seguir con el mismo movimiento que empezó el genocidio.
Esta metodología ofrece, a través de un entendimiento de la génesis de las estructuras psicológicas, una técnica de deconstrucción de estas estructuras. De la misma manera que es mas fácil para un mecánico deshacer un motor, por que entiende como fue construido; una vez que se entiende la lógica interna de la maquinaria donde se producen individuos, se vuelve una posibilidad encontrar herramientas para deshacer o des-activar esta maquinaria explosiva, antes de que explosione.
ANEXO 2
El “Espacio” como vida:
El concepto occidental y la mecánica de “las dimensiones”, puede servirnos para entender el significado de la “proporcionalización” andina (8).
En una aproximación forzada y experimental, en occidente la “dimencionalización” sirve como herramienta para crear una topología del cuerpo en el espacio, una ubicación dentro de un espacio abstracto, el producto final de la creación del sujeto individual, la adecuación de la conciencia con esta localización del “cuerpo en el espacio”. Desde este punto surge la necesidad de crear artificialmente el concepto abstracto de “tiempo”, para entender el movimiento o flujo de cosas en el espacio “muerto”, estático, inmóvil (9).
El tridimensional concepto del “espacio”, es por lo tanto “muerto” y crea la necesidad de conceptuar al “tiempo” como una cuarta dimensión. El problema aquí radica en que nadie puede explicar o “imaginar” lo que seria la quinta, sexta, séptima, etc. dimensiones, ni menos las últimamente descubiertas dimensiones llamadas “fractales”.
Para tratar de acercarnos al concepto del “espacio como vida” vamos a usar un acercamiento a la comprensión de la experiencia indígena del concepto “Pacha” (10). Quedándonos dentro de las coordenadas espaciales pero cambiando radicalmente el sentido de cada dimensión, por supuesto que esto solo es un artificio que nos puede dar una idea, solo una idea de lo que es una “conciencia diferente”. A la primera dimensión la llamaremos, “la paridad” o “emerger en conciencia en el proporcionalizarse del par”, la segunda dimensión la llamamos “comunidad”, que define un plano donde viven los “pares” como “comunidad”, en el “proporcionalizarse” dentro de las familias (11), como topografía (12), (“cuatro barrios” en las comunidades actuales, sistema de Cejes en el incario). La tercera dimensión es el “proporcionalizarse” de la comunidad con el ambiente, que es otro plano o campo de prácticas hombre-naturaleza, como la agricultura, la ciencia, etc, es decir el integrar el “Pacha” en la actividad de producir el alimento, de festejar las fechas, del “jugar” y todas las actividades comunales. La cuarta dimensión crea un plano donde esta proporcionalización de las tres primeras pueden ser armonizadas en el vinculo de la comunidad con “el protagonista” (13) y este “vínculo” brinda a la comunidad “el sentido” en la relación con el protagonista como “espejo” (14). Y finalmente la quinta dimensión que se puede entender como la afirmación, a través del eterno renacimiento, del “protagonista”, del tejido cósmico de la comunidad. A esto lo podemos llamar la “proporcionalización energética” de la Comunidad.
Ver también:
- Interculturalidad paritaria, o ¿kuti-sicología? (Parte I)
Notas:
1) El tema de la “Otredad” o de “El Otro”, es un tema tratado por la filosofía contemporánea. Ver: TZVETAN, Todorov. El problema del otro. Trad. Flora Burlá. Siglo XXI, México, 1995. y, Nosotros y los otros. Trad. Martí Mur Ubasart. Siglo XXI, México, 1991
2) El vocablo “cultura” es aplicable solo a lo que “no tiene la verdad”.
3) Tal como dice Freud: Lo reprimido vuelve reiterativamente como patología.
4) Cetrería: El arte para la domesticación de aves rapaces y su adiestramiento para la caza.
5) “Surveiller et Punir” o “Guardar y Castigar”.
6) Ver J. Lajo, Qhapaq Ñan, II Capítulo, párrafo del 22 al 28.
7) Ibid. Pág. 128, párrafo 30.
8) Ibid. Págs. 152-153, párrafo 71.
9) Ver: Francois Jullien; “El Tiempo”.
10) Pacha es entendida como un universo vivo del cual forman parte también los Dioses; Pacha (en los idiomas quechua y aymara, mas no en el puquina que es un idioma mas antiguo) también es tiempo/espacio, Zeitraum o Spine como dijera Einstein, ordenada en categorías espacio-temporales. En cualquier caso se trata de una expresión mas allá de la bifurcación entre lo visible y lo invisible, lo material y lo inmaterial, lo terrenal y lo celestial, lo profano y lo sagrado, lo exterior y lo interior.. ...Tal vez una buena traducción de Pacha a las categorías abstractas que tienen los substantivos castellanos sea “Relacionalidad” o “Cosmos vivo interrelacionado” o “Red Cósmica” . J. Medina en Filosofía Andina Ob. Cit. P 56. Otra vez el idioma nos hace pensar que hay dos cosas que se pegan, espacio y tiempo, pero no es algo que dentro del paradigma occidental no se puede explicitar de otra manera.
11) J. Miranda habla del concepto de “Sataqui” en Aymará que tiene una connotación de “dasein” (Heidegger) o “el siendo aquí” o mejor “el estando por aquí”, que, a través de su dinámica interna, en si misma, genera el cambio, la transformación y sus propias inferencias dentro de lo que hace a su vida misma”. Ob. Cit. P20.
12) “La concepción constructiva y arquitectónica prehispánica de las ciudades; ellas están concebidas como cuerpos con vida, donde se encuentra la cabeza, el cuerpo y las extremidades, pero no solamente la forma externa, sino que se consideran al cerebro, el corazón, los pulmones entre otras de sus partes constitutivas.”J.Miranda y V. Del Carpio P24, en Aportes al Dialogo sobre cultura y Filosofía Andina G.S.Q ED.
13) Luis Solari: “El Contraste y el Protagonista”; 1999.
14) Lacan explica en este concepto, como el niño viene a la conciencia de sí mismo por el “estadio del espejo” y en mi entendimiento, en la cultura occidental este proceso forma la base del narcisismo, el vínculo con el “sí mismo”. El “protagonista” funciona a nivel comunitario, no a nivel individual, y por él surge la comunidad a la “conciencia de ser” como vinculado en las “cinco dimensiones” (ver Anexo 2).Haga click aquí para recibir gratis Argenpress en su correo electrónico.