
Indira Carpio (Desde Caracas, Venezuela. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)
Tantos golpearon mi cabeza
Así, el viento que azotó a mi madre
y el miedo, que me hizo mujer
Así, el olvido sin perdón
y el aire que partió el corazón de la tierra
otra lisiada sin banderas, anónima
que se llora a sí misma
y muere en cada desayuno
amargando la semilla
Así, el secreto
una lágrima por cada cucharada de salsa
y que arda el cuchillo que atraviesa la cebolla
¿Cuánto se parece el bulbo a la vulva?
Cementerio de muñecas
Adelante, siempre hay una cama vacía
en la casa donde grita la maldad
Por una gotera se filtra la luz
(patada en el vientre)
El que bendice las guerras
las penetra con su cruz
las desangra
Y el bulto que muere vena a vena
hace la fila en la oscuridad
No hay fe
en el cementerio de muñecas