
El recuerdo
de tímpanos
empantanados
en blandas
miasmas
de aquellos días
era olor a café
y brillo
de risa fuerte.
Eran hombros
y tetas
que
entraban
y salían
en suaves
y gomosos
cuerpos
previsibles
que flotaban
en el charco liso
de antiguas melodías.
Eran palabras
pájaros
blancos
y negros
que volaban
por el aire
tintineante
de platos
y cucharas
y cuchillos
de rápidos odios
y locas calenturas
para siempre
Y una lluvia
de meteoros sonrientes
avisaba
que todo eso
era recuerdo.
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